Un factor clave en el desarrollo de la Primera Guerra Mundial fue la lucha
por el reparto territorial de los países. En 1914 Europa era el país
dominante, junto a los Estados Unidos y Japón.
La distribución de las riquezas estaba mal repartida, y algunos países
veían la guerra como única posibilidad para resolver sus conflictos
internos.
Esta “Gran Guerra”, como es conocida, tuvo una duración de
cuatro años, 1914-1918.
Los tratados de paz no fueron fáciles ya que las potencias vencedoras
no lograba ponerse de acuerdo sobre el reparto de los territorios de las naciones
perdedoras y, en especial, sobre el destino de Alemania.
Finalmente, con el Tratado de Versalles se zanjó el problema de los territorios
y se redujo el ejército de Alemania a 10.000 hombres.
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